Wednesday, January 12, 2005

La expulsiòn de los judìos de España

En el 732, en Poitiers, los àrabes rechazados por Pepino El Breve, se repliegan hacia España, entrando en contacto con la Europa medieval. En realidad no con el mundo cristiano español directamente sino con un elemento ètnico que sirviò de puente entre ambas civilizaciones, los sefaradìes.
Esto se debiò fundamentalmente a la continuidad y comunidad de valores espirituales mantenidos desde la antiguedad.
El sefaradismo representò pues, en su època de mayor apogeo, la màs brillante expresiòn del eslabòn de comunicaciòn entre el mundo cristiano y el mundo àrabe.El contacto con esta nueva civilizaciòn fuè de especial provecho para los judìos sefaraditas, quienes despertaron al interès por las ciencias exactas,la medicina, las artes, las letras, etc. a las cuales habìan sido ajenos y que posteriormente influirà en los precursores del Renacimiento europeo.
Entre los años 1000 y 1300 se desarrolla una importante escuela española de sabios talmudistas que profundizan en las Sagradas Escrituras, en su interpretaciòn, teologìa dogmàtica y moral, gramàtica,filologìa,lexicografìa. Se cultiva el conocimiento de los idiomas extranjeros, àrabe,latìn,griego y el de ciertas ciencias como las matemàticas, geometrìa, astronomìa y medicina.
En esta España aparece una vez màs el genio hebreo, con una plèyade de sabios y guìas espirituales judìos homologables sòlo a los del perìodo bìblico.Maimònides, Judà Halevy, Ibn Gabirol, Ibn Ezra, Najmànides,Crescas,Josè Albo, Abraham Zacuto, son sòlo algunos de los muchos que podrìamos nombrar para destacar el nivel alcanzado en esta època. Agreguemos a ellos a naturalistas, exploradores y navegantes, polìticos,estadistas,ministros y embajadores.

Desde 1106 a 1145 encontramos en los diferentes pequeños reinos españoles a muchos judìos ostentando el tìtulo de visires y de prìncipes. Don Isaac Abarbanel era consejero ìntimo del rey Alfonso V de Portugal; al establecerse en Castilla los reyes Fernando e Isabel, reconociendo su talento lo nombran Ministro de Finanzas. Tambièn en el campo de las armas hubo judìos distinguidos.Muchos integraban el cuadro de oficiales superiores. El judaìsmo español brillaba en todo su esplendor opacando con su luz las demàs diàsporas judìas diseminadas por el orbe.

Cuando Fernando II e Isabel I ,los Reyes Catòlicos,lograron consolidar la unidad de los reinos de Aragòn y Castilla, la fundaciòn del Santo Oficio por los monarcas vencedores constituyò una significativa amenaza para la grey judìa, confesos y conversos,repartidos por toda la Penìnsula.
La Inquisiciòn atribuìa a los judìos un intento por corromper la fe catòlica, poniendo especial ènfasis en el trato con los judìos conversos, de cuya oculta y persistente profesiòn de la fe mosaica no cabìa duda.
En 1478 se ordenò la expulsiòn de los judìos de Còrdoba y Sevilla. Dos años màs tarde,la Cortes de Toledo decretaron que todos los judìos de los reinos castellanos fuesen forzados a vivir recluidos en barrios separados de los cristianos ( juderìas ), imponiendo penas rigurosas a aquellos que intentasen trasgredir sus alcances o que ayudasen a ello.

Las distintas ciudades rivalizaban en su celo por la aplicaciòn de estas medidas antijudìas. En 1481, Madrid ordenò que los judìos residentes llevasen un distintivo en sus vestimentas que delatara su condiciòn de tal.
A pesar de esto, quedò en evidencia la importante contribuciòn judìa a la empresa de Reconquista impulsada por los Reyes Catòlicos. En la parte final y màs difìcil de la campaña estos confiaron el sucesivo abastecimiento y administraciòn de los ejèrcitos a dos prominentes judìos, Abraham Senior e Isaac Abarbanel,quienes no sòlo entregaron su sabidurìa y disposiciòn a esta tarea, sino que utilizaron de sus propios recursos econòmicos en la adquisiciòn de vituallas y armas para esta misiòn e indujeron con su ejemplo a que otros connotados hicieran lo mismo, pensando quizàs,que con esta actitud los monarcas moderarìan la polìtica antijudìa llevada hasta entonces.
Luego del sitio de Màlaga y Baza, se inicia el asedio de Granada, ùltimo bastiòn moro, que cae al cabo de ocho meses de sitio en poder de los Reyes Catòlicos (2 de Enero 1492), colmando asì el anhelo de Fernando e Isabel a cuyo logro contribuyeron los judìos españoles con lealtad, valentìa y disposiciòn para el sacrificio.

Pocos meses màs tarde, conocieron el pago por su actuaciòn.
El 31 de Marzo de 1492, a menos de tres meses de la caìda de Granada, los Reyes Catòlicos firmaban el tràgico Edicto de Expulsiòn, que condenaba a los judìos al perpetuo destierro de tierras españolas. Los argumentos eran los mismos que habìan aducido antes aquellos que habìan iniciado una cruzada de persecuciones.Se les diò tres meses de plazo para que liquidaran cuanto tenìan, a precio vil y emprendieran el doloroso exilio; fuè mìnimo el nùmero de los que optaron por convertirse.
El 31 de Julio de ese año, so pena de muerte, se completaba un nuevo èxodo de millares de hermanos hacia nuevas tierras: Italia, Francia,Holanda, Balcanes,Turquia, los acogieron.
Tres dìas despuès, el 3 de Agosto de 1492 (9 de Ab), parten tres carabelas del puerto de Palos, en Càdiz, hacia las tierras desconocidas de allende ultramar...judaizantes y marranos formaban parte de su tripulaciòn.

Cuando se produjo la catàstrofe de 1492 con el Edicto de Granada que decretò la expulsiòn de los judìos de España, una època de oscurantismo y decadencia se iniciò en la penìnsula ibèrica, cerrando un capìtulo glorioso de su historia.

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